España es desde los años 80 un país deficitario en cereales. Entre los años 2011 y 2020 la producción nacional de cereal osciló en horquillas de 20 a 26 millones de toneladas, salvo años excepcionalmente malos, como lo fueron las cosechas de 2012 (17 millones de toneladas) y 2017 (16 millones de toneladas). Los datos de consumo de los últimos años apuntan a que empleamos anualmente entre 34 y 36 millones de toneladas de cereal.
Todo a punta a que en la actual campaña la producción de cereal también quedará por debajo de los 20 millones de toneladas. El ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, estimó hace un mes en una rueda de prensa una producción que se situaría en una horquilla de entre 17 y 19 millones. Las últimas estimaciones de Cooperativas Agroalimentarias apuntan a una cosecha de 18,15 millones de toneladas, un 23% menos respecto a la media de los últimos tres años.
Por cultivos, en trigo blando se superarán los 5,1 millones de toneladas, en cebada rondará los 6,6 millones de toneladas, en maíz será de 3,8 millones de toneladas, en trigo duro alcanzará los 668.120 toneladas, en avena, los 889.191 toneladas, en centeno será de 181.514 toneladas y triticales alcanzará los 739.649 toneladas.
Desde Cooperativas Agro-alimentarias de España han recordado la importancia de las importaciones para abastecer las necesidades de la industria ganadera: “una cosecha corta no cubre las necesidades de consumo, lo que supone un gran reto para el sector cerealista español, que necesitará complementar la producción nacional con importaciones para abastecer las necesidades de la importante cabaña ganadera nacional”.
A principios de año el titular de Agricultura, Planas, ya advirtió que era necesario activar las importaciones para abastecer la alimentación animal e instó a la UE a flexibilizar las políticas de restricciones en cuanto a los transgénicos y a permitir durante una o dos campañas, el cultivo en tierras en barbecho de interés ecológico, aunque ello no cubriera toda la demanda nacional.
El maíz y el trigo, los cereales más deficitarios
El trigo y el maíz son los cereales que presentan una balanza comercial más deficitaria. Con motivo del inicio de la guerra de Ucrania, desde ASAJA recordaron también que España importa anualmente casi el 30% del maíz que necesita de Ucrania, apuntando a las graves consecuencias que podría tener para la economía española las consecuencias del conflicto. «El sector agrario español será, sin duda, uno de los damnificados. Nuestras importaciones de cereales y girasol, así como de medios de producción básicos como abonos y fertilizantes, se resentirán gravemente, lo que implicará un nuevo encarecimiento de los costes de producción para el sector», señalaron desde la cooperativa.Incremento de las importaciones
En cuanto al volumen de producción de trigo – 5,1 millones previstos para la actual campaña- obliga a importar en torno a cinco millones de toneladas, lo que representa aproximadamente un 50% del trigo que consumimos, según los datos que maneja la Asociación de Fabricantes de Harinas y Sémolas (AFHSE).
Las importaciones se sitúan en torno a los 17 millones de toneladas de cereal, salvo excepciones coyunturales
Los datos avalan que la producción nacional no llega a cubrir las necesidades internas, en cuanto a consumo humano y alimentación animal. Esto obliga a los operadores de cereal a suplir el déficit productivo a través de las importaciones.
Durante el año 2020 las importaciones de cereal alcanzaron los 13,9 millones de toneladas, según los datos provisionales recogidos en la balanza comercial del año 2020/21.. Se reducen, eso sí, en 3,6 millones con respecto al dato de la anterior campaña (17.586.886 millones), cuando aumentaron una media de un 14,8% en relación a la media de las últimas cinco campañas. Por cultivos, durante el año 2020 se importaron 8.142.989 de toneladas de maíz y 4.159.800 de toneladas de trigo, siendo estos los cereales con mayor volumen de importaciones.
En el informe de la balanza comercial, se achaca esta reducción de las importaciones a la incidencia del BREXIT y a la crisis derivada de la COVID-19, que «ha tenido una enorme influencia en el sector durante el año 2020» y señala que se prevé que los datos de 2021 retomen cifras «cercanas» a las de 2019, cuando las importaciones subieron un 14,8% en relación con la media de las últimas cinco campañas y un 17,92% respecto de la campaña anterior.